El espolón calcáneo es la calcificación de la fascia plantar y de los tendones de los músculos plantares que se insertan en el calcáneo. Esto ocurre como consecuencia de una lesión crónica de estos tejidos.
La secuencia sería la siguiente: la fascia plantar y los mencionados tendones sufren un proceso de sobrecarga mecánica. Así los mismos se lesionan y, como hemos visto en la entrada “reparar o no reparar, ¿ésa es la cuestión?”, puede ocurrir que se reparen completamente y el dolor cede o, por diversos motivos, la lesión se vuelve crónica generándose un colágeno de mala calidad. Se genera así una fasciosis plantar (mal llamada “fascitis plantar”) asociada a tendinopatía. Con el tiempo, este tejido estructuralmente alterado y disfuncional podrá calcificarse, dando origen al famoso espolón calcáneo.
Consecuentemente, un tratamiento lógico deberá ser orientado a resolver la sobrecarga mecánica. Esto se puede realizar mediante las siguientes acciones:
- El trabajo sobre los puntos gatillo miofasciales ya sea por métodos no invasivos o mínimamente invasivos (punción seca o inyecciones con anestésicos locales) y ejercicios de elongación de los músculos implicados.
- Un plan de ejercicios excéntricos similar al que se propone para una tendinopatía aquiliana.
- Un calzado con un buen sistema de amortiguación. Una plantilla con descarga “para espolón”. Destaco aquí que las plantillas deben ser prescriptas por el médico tratante y confeccionadas por personal idóneo. Una mala plantilla puede ser contraproducente.
- Finalmente, se pueden aplicar técnicas de Medicina Regenerativa Intervencionista: Proloterapia y/o plasma rico en plaquetas (PRP), para estimular la reparación de los tejidos crónicamente lesionados.
Fuente: Ideas Médicas